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domingo, abril 11

Estamos en las nubes.

Las compañías aéreas se han hecho con gran parte del mercado en la red. Hace unos años, sólo acudiendo a agencias de viajes podías comprar un billete de avión, un trámite más de los miles que se necesitan para coger un avión. Pero las cosas cambiaron, se diseñó un nuevo modelo de venta online a través del cual los usuarios podían, con sólo un “click” de ratón, tramitar sus viajes de negocios. El nacimiento de este tipo de venta online, es toda una estrategia empresarial que ha reducido el tiempo que gastaban los usuarios en ir a buscar su billete a un establecimiento determinado, a un justificante del vuelo que acabas de adquirir, que sale de tu propia impresora. Y no sólo por la evidente reducción de tiempo sino porque una persona que viaje en avión al menos una vez por semana deja sus datos registrados en una web, junto a los destinos que más frecuenta; lo cual le da la posibilidad a las compañías aéreas de segmentar de una manera espectacular un tipo de cliente al que luego podrá enviar ofertas de los destinos que más solicita, descuentos sobre estos vuelos, trato personalizado, etc.

¡Eso sí que es una estrategia empresarial!

 Sobre todo lo considero un acierto para las personas que viajan por negocio más que por ocio, que no necesitan facturar puesto que van y vuelven en el día o de un día para otro, y cuyo tiempo siempre suele ser escaso.
Esto me recuerda también, a que se están perdiendo muchas relaciones personales por culpa de las tecnologías. De momento hemos sustituido a las personas que llevaban las agencias de viajes y ahora incluso vamos a perder a los famosos taquilleros que nos vendían las entradas para el cine. Sí, sí, en algunos cines de la comunidad de Madrid, ya sólo te encuentras unas máquinas donde eliges la película, el asiento y tras pagar, tu entrada se imprime como si de un billete de metro se tratara.

En fin, todo tiene un lado bueno, pero también uno “no tan bueno”.



Les ha hablado, Midnight*